¡Solo por tiempo limitado! Descubre cómo conseguirlo aquí
La morfología del Loris Arcoiris es fiel a su nombre. Su cuerpo es una sinfonía de colores, aunque el verde lleva la voz cantante en la espalda, el obispillo y la cola. El colorido de la cabeza, la nuca y el pecho es lo que determina si es una subespecie u otra (hasta 22 se han contabilizado). Su cuerpo es robusto y la cola, puntiaguda. En cuanto al pico, en los ejemplares jóvenes es marrón oscuro, mientras que en los adultos se vuelve anaranjado o rojo. Durante el vuelo despliega las alas, de tonos brillantes y llamativos, al tiempo que emite chillidos; cuando se alimenta, en cambio, es silencioso y discreto (el plumaje le hace pasar inadvertido en la vegetación). Se agrupa en grandes bandadas, por lo general. Además, es un animal sociable que forma grupos mixtos con otras especies. Es una de sus características. Aparentemente, no existe dimorfismo sexual. Se distribuye, sobre todo, en Australia y el sudeste de Asia.
La dieta del Loris Arcoiris se basa, principalmente, en néctar, frutas maduras, flores e insectos. Es decir, alimentos blandos con alto aporte de proteínas y vitaminas. Su adaptación a este tipo de alimentación se puede ver en la forma de la lengua, una suerte de escobilla preparada para libar el néctar de las flores. Usa el pico para aplastar la pulpa de la fruta y extraer jugo y semillas.
Cuando llega al momento de la reproducción, machos y hembras se afanan en preparar el nido: bien en huecos de madera podrida, bien en ramas extremas de eucaliptos. El Loris Arcoiris femenino es el que incuba los huevos, aunque en la alimentación de los jóvenes vuelve a colaborar con el macho. Los padres se encargan de dar de comer a las crías, que nacen tras una incubación de 27 días, aproximadamente. La puesta se realiza en intervalos de uno o dos días (y se compone de tres o cuatro huevos). Los Loris Arcoiris bebés abandonan el nido después de ocho semanas.