¡No te pierdas las noches mágicas! Descubre Brilla Faunia aquí
De piel seca y verrugosa, el Sapo Gigante tiene una longitud promedia de 10 a 15 centímetros (el espécimen más grande registrado pesó cerca de tres kilos y alcanzó los 38 centímetros). Entre sus características, sus glándulas parótidas, enormes, alargadas y situadas detrás de los ojos, son capaces de secretar un fluido blanco conocido como bufotoxina. Dicha sustancia, que pueden segregar incluso los renacuajos, contiene componentes tóxicos para muchos animales. Pese a su nombre, este anfibio solamente se acerca al agua dulce para la reproducción.
Visita Faunia y contempla uno de los anfibios más espectaculares del mundo. Pásate por el pabellón Veneno para conocer mejor a nuestro sapo gigante.
Su alimentación se compone de vertebrados e invertebrados, si bien su dieta incluye la carroña e incluso la comida canina. Prácticamente es capaz de comer todo lo que le cabe en la boca.
El cortejo se produce en las cercanías de un manantial de agua dulce. Allí se aposta el macho, que realiza sonoras llamadas a las hembras, que depositan de 4.000 a 36.000 huevos por nidada. Se trata de huevos filamentosos que normalmente quedan enredados en alguna planta o roca sumergida. Son de color negro, están recubiertos por una gelatina protectora y eclosionan antes o después en función de la temperatura del agua (25 horas si están a 34ºC, o 150 horas a temperaturas más bajas, en torno a los 17ºC). La reproducción del Sapo gigante tiene lugar al menos dos veces al año (es una especie oportunista, es decir, con que exista agua suficiente tiene bastante). Por tanto, no existe ninguna estación específica para tal fin. En Australia recurrieron a ellos en los años treinta para controlar biológicamente a los escarabajos azucareros, pero su capacidad reproductiva los convirtió en una plaga. La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) le califica como una de las 100 especies exóticas invasoras más dañinas del mundo.