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La Iguana de las Fiji puede alcanzar los 60 centímetros de longitud, así como los 200 gramos de peso. Su belleza emana, sobre todo, de la espectacularidad de su colorido: los machos presentan varias bandas blancas o azuladas, de unos dos centímetros de ancho, cruzando la piel verde esmeralda. Las hembras por su parte, son de color verde sólido con manchas y bandas parciales. En cuanto a las crestas de estas iguanas, son muy cortas y apenas alcanzan una longitud de 0,5 centímetros. Una de las características que tienen estos lagartos es su sensibilidad a la luz, que provoca fácilmente el cambio de coloración en sus pieles. Ambos sexos tienen los ojos de color rojo, naranja o amarillo brillante. La cola supone más de dos tercios de su longitud total y le resulta muy útil para mantener el equilibrio al ascender por las ramas de los árboles.
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Estas iguanas son herbívoras y se alimentan de las hojas, frutos y flores de árboles y arbustos. Dentro de su alimentación son proclives a comer flores de hibisco, en particular del árbol Vau (Hibiscus tiliaceus), así como frutas como la banana o la papaya. Están entre sus manjares favoritos.
Noviembre es el mes de la reproducción de la Iguana de las Fiji. El cortejo es similar al de otros iguánidos. En cuanto a la incubación, ésta oscila entre los 160 y 170 días. Las hembras cuidan el nido, en el que se incuban un grupo de huevos que van de tres a seis. La temporada de lluvias marca el nacimiento de las crías, que aprovecharán la humedad del ambiente lamiendo las hojas mojadas.