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Es la más común de las serpientes africanas. Debe su nombre al siseo prolongado que emite cuando se la molesta. Además de este silbido, se coloca en posición defensiva mientras enrolla su cuerpo sobre sí misma y dispone el cuello en forma de “S”, preparándose para lanzar un mordisco a gran velocidad (en ocasiones, el impacto del ataque es tan fuerte que la presa muere por el golpe, no por la mordedura).
La Víbora sopladora mide un metro de longitud, aproximadamente (los machos suelen ser más grandes que las hembras). La coloración dorsal puede variar, del marrón al amarillo oscuro, pasando por el anaranjado y el marrón rojizo; el vientre es más bien amarillento. Generalmente, estos tonos le sirven para camuflarse entre la vegetación. Una de sus características son las escamas de su cabeza, especialmente pequeñas. Pese a que son buenas nadadoras y trepan con facilidad, es por tierra por donde se desplazan mejor, llegando a alcanzar velocidades sorprendentes.
La víbora sopladora es otra de las muchas especies de serpientes que puedes encontrar en Faunia. Ven a Faunia y aprende más sobre ella.
Roedores, pájaros, pequeños reptiles y anfibios componen la alimentación de la Víbora sopladora.
El poder de las feromonas que emiten estas serpientes es abrumador. Son las hembras las que intentan atraer a los machos para la reproducción. Se han llegado a observar casos en los que había hasta siete ejemplares masculinos persiguiendo a una única hembra. La Víbora sopladora es vivípara y puede parir entre 20 y 40 crías que miden 15 centímetros, aproximadamente, de media. Existe un récord registrado en un zoológico de la República Checa, donde una hembra de esta especie llegó tener 156 crías.