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Un parche blanco en la cabeza, junto a los ojos, es la característica que identifica claramente al Pingüino Papúa (llamado también Pingüino juanito). Tiene pico y patas anaranjados, aunque el pico presenta un extremo distal negro. Son negros, igualmente, la cabeza y el pecho; el vientre, blanco. Su peso, que puede alcanzar los ocho kilogramos, varía en función de la época en que se encuentre el animal: el máximo lo alcanza justo antes de la muda, mientras que el mínimo lo registra con anterioridad al apareamiento. Se mueve velozmente bajo el agua, donde se sumergen para buscar alimento: puede alcanzar los 36 km/h y los 150 metros de profundidad. Normalmente confecciona sus nidos a partir de una pila redonda de guijarros (de hecho, cuida celosamente de sus guijarros, hasta el punto de enfrentarse con otros individuos del grupo si hace falta). Los nidos pueden ser bastante grandes (20 centímetros de alto por 25 de diámetro). Sus colonias principales se encuentran en las Islas Malvinas, Georgia del Sur y Kerguelen, en la región subantártica.
El Pingüino Papúa es un animal oportunista cuya alimentación se basa en peces y crustáceos, fundamentalmente.
La reproducción de los pingüinos Papúa comienza con la puesta de la madre: dos huevos de unos 500 gramos. Los dos progenitores comparten la incubación (turnándose diariamente durante poco más de un mes), hasta que eclosionan los huevos. Los polluelos Papúa permanecen en el nido durante 30 días, antes de la formación de las guarderías. Mudan a un plumaje subadulto y marchan al mar al cabo de 80 o 100 días. La población reproductora de esta especie se estima en más de 300.000 parejas.