Insectos, otros mundos dentro del nuestro

Pacíficos y agresivos, vegetarianos o carnívoros, de múltiples formas, colores y tamaños. Los insectos reproducen alucinantes mundos en miniatura y asombrosas sociedades perfectamente organizadas que habitualmente escapan a nuestros ojos de gigantes. Desde Faunia te ofrecemos la posibilidad de detenerte y descubrir multitud de insectos curiosos. Nos paramos delante de algunos de ellos para que los conozcas mejor.

Insecto palo de Vietnam. Sorprendente, muy delicado y tremendamente tranquilo. Solo identificar al insecto palo de Vietnam de entre la fauna te va a suponer toda una aventura. Animal nocturno, este experto del camuflaje es bastante práctico y realiza únicamente los movimientos necesarios para encontrar comida en las plantas de las que se alimenta, siendo precisamente su aspecto la única de sus defensas ante los posibles depredadores. Y si la oportunidad de ver al Insecto palo de Vietnam suena emocionante, ¿qué decir del Insecto Palo Gigante? También lo encontrarás en Faunia.

Chinche asesino. Un insecto que sin duda justifica tan agresiva denominación y cuya mayor curiosidad reside en su forma de alimentarse, a través de un tipo de digestión externa. El chinche asesino, de característico color negro, patas amarillas y coronado por dos puntos blancos en su versión adulta, usa una larga trompa para inyectar saliva en las partes blandas de sus presas, licuándolas y a continuación absorbiéndolas. Este insecto, gracias a unas patas cubiertas de pelo que le permiten fijarse perfectamente en sus objetivos, no tiene demasiado problema en meterse con cucarachas o escarabajos de mayor tamaño. Todo un peligro.

Abeja Melífera. Especie bien conocida por todos nosotros, y no por ello menos maravillosa. Las abejas forman una de las sociedades más curiosas, en permanente servicio a la Reina, la única abeja fértil. Las hembras, denominadas Obreras, limpian la colmena, recolectan polen y alimentan a los Zánganos, las abejas macho, cuya única función en vida es fecundar a la Reina y así preservar la especie. Por cierto, ¡gracias por la miel!