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Juguetón, inteligente, sociable y con un fuerte rugido que le da el nombre de leones. Así es el león marino californiano (Zalophus californianus). Esta especie de mamífero marino es confundida habitualmente con las focas, de las que se distingue por tener orejas y por la facilidad de desplazarse por tierra. Los leones marinos pueden girar las extremidades posteriores hacia delante y desenvolverse con soltura en tierra.
El león marino macho tiene un gran tamaño: puede medir hasta 2,30 metros y pesar hasta 280 kilos. Las hembras son mucho más pequeñas con una estatura de 1,8 metros y un peso de 90 kg. Para nadar, los leones marinos usan sus patas delanteras a modo de aletas llegando a alcanzar velocidades de hasta 35 km/h. Cuando se sumergen a gran profundidad, estos animales reducen su ritmo cardiaco para poder permanecer bajo el agua casi diez minutos antes de emerger para respirar. Su vista es muy aguada dentro del agua, aunque no tanto en tierra, donde sólo son capaces de ver contornos.
Estos pinnípedos viven a lo largo de las costas rocosas del océano Pacífico, desde Canadá hasta la península de Baja California en México. Es fácil ver grandes colonias reunidas en acantilados y en estructuras creadas por el hombre, como muelles y bollas de navegación, donde crían y paren. Los machos son muy territoriales y en la época de reproducción forman harenes de hasta 20 o 30 hembras, que defienden con agresividad. Como curiosidad, los leones marinos californianos son los únicos mamíferos cuya leche no contiene lactosa.
En Madrid, un lugar donde disfrutar de los leones marinos más entrañables es en Faunia, el Parque Temático de la Naturaleza. En el Teatro Lago, Charlie y Bass, los leones marinos del parque sorprenden a niños y mayores con sus piruetas, juegos y simpatía.