Tres dinosaurios carnívoros que puedes ver en Faunia

Ni el león, ni el oso polar, ni el cocodrilo, ni el tiburón... Ninguno de los animales carnívoros que conviven actualmente en nuestro planeta podría hacerle frente a los depredadores de hace miles de años, los dinosaurios. De un tamaño descomunal, gruesas pieles, mandíbulas y garras letales, estos seres prehistóricos podrían haber sido los amos del planeta de no haberse extinguido. En el Cañón de los Dinosaurios hemos seleccionado a algunos de los habitantes más representativos de esa Era para que los más pequeños descubran cómo eran estos seres, ¡y a tamaño real! Para preparar la visita, te mostramos tres dinosaurios carnívoros que puedes encontrar en Faunia.

Tyranosaurio: Con sus casi 14 metros de largo y 6 de alto, y más de 18 toneladas de peso, el Tyranosaurio Rex es uno de los más grandes depredadores que ha existido sobre la faz de la tierra. Su enorme y pesada cabeza albergaba una dentadura poderosísima, con una fuerza de presión que se cree superior a las 4 toneladas. Sin embargo, a pesar de su ferocidad, se considera que debido a su tamaño este dinosaurio era bastante lento y torpe, por lo que su alimentación quedaría limitada a otros grandes y pesados herbívoros.

Deinonico: Mucho menor de tamaño que el tyranosaurio, pero igual de fiero, es el deinonico. Se sabe que este dinosaurio, al igual que el velocirraptor, cazaba en manada y era despierto e inteligente. Poseía una enorme garra afilada como una cuchilla que podía atravesar las pieles más gruesas. Reconocerás fácilmente al deinonico entre el resto de sus compañeros prehistóricos porque tiene una característica muy singular: ¡su cuerpo está cubierto de plumas!

Pteranodon: Este reptil no tiene plumas, aunque no sería de extrañar que las tuviera siendo uno de los más directos antepasado de las aves. Volador incansable, el pteranodon, uno de los pocos saurios alados que se conocen, sobrevolaba los mares a la espera de que los peces, su principal alimento, se acercaran a la superficie. Después, solo tenía que descender y atraparlos con su larguísimo pico.