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Nos gustaría compartir con todos vosotros una bonita historia de amor ocurrida en Faunia. Se trata de la historia de Tarde y Josito, una de nuestras parejas de guacamayos dorados y azules del Ecosistema de Jungla.
“Tarde” fue la última de los guacamayos en llegar a Faunia, allá por el 2001.Tendría que haber llegado con el resto de los loros, pero por varios motivos se retrasó, así que cuando llegó al parque los veterinarios exclamaron; ¡Por fin! ¡Llegó tarde! , así que… así se le quedó el nombre “TARDE”.
Era un guacamayo muy bonito, y enseguida congenió con otro de los loros de La Jungla, Josito.
Durante los años siguientes Josito y Tarde estrecharon sus vínculos; se acicalaban, jugaban… eran una pareja bien avenida y era evidente que se querían, pero nunca habían vivido juntos. El motivo era que el nido de Josito era un nido de soltero, sin espacio para una gran familia, por eso Eva Zarzuela, la responsable del Ecosistema de la Jungla aprovechó una reforma en su sector, para convertir el nido de Tarde en un dúplex más familiar.
Gracias a ello Tarde y Josito empezaron a pasar mucho más tiempo juntos. Tanto, que un día, apenas seis meses después, Tarde empezó a mostrarse más arisca hacia Eva… siempre se habían llevado muy bien, así que Eva intuyó que algo estaba ocurriendo; ¿quizás estaba a punto de ser madre por primera vez y estaba un poco nerviosa?
A los pocos días se confirmaron sus sospechas, ¡Tarde había puesto tres huevos! y Josito, el papá, defendía el nido frente a cualquier intruso.
Josito y Tarde eran una pareja sin experiencia, y Eva estaba preocupada; ¿sabrán cuidar de su descendencia?, ¿no serán muchos 3 hijos para ser la primera vez?... así que decidió no dejarlo todo a los primerizos padres, y optó por ayudarles: Para asegurarse la crianza de alguno de los pollitos subió uno de los huevos a incubar a la clínica veterinaria, y les dejó los otros a los papás.
Para sorpresa de todos, el primer pollito en nacer no fue el de los papás, sino el de la clínica veterinaria, y todos, veterinarios, cuidadores y biólogos participaron de su crianza. Este pollito fue bautizado cariñosamente como Paquirrín, y aunque aún hoy sigue siendo un pollo y no tiene plumas, no por ello deja de ser una auténtica belleza.
En el nido de la Jungla, sobre viruta de madera y papel los papás incubaron durante 28 días los dos huevos que les quedaban, y un día después del nacimiento de Paquirrín nació Emy.
Tranquilizando a Eva, Josito y Tarde se desvivieron por el cuidado de Emy desde el primer momento. ¡Tanto se aplicaron, que pese a ser más pequeño en edad, a los pocos días superó en peso a su hermano!,
El tercer huevo nunca llegó a eclosionar, y más adelante se comprobó que no había sido fértil.
Hoy Paquirrín sigue siendo algo más pequeño que su hermano, pero no es que Emy esté gordo, es que no hay nada que iguale los cuidados de unos papas comprometidos. Aún así, Eva les da un suplemento de verduras y maíz para que Emy crezca sano y fuerte, y él, lo que hace es lo que le corresponde a su edad, ¡crecer!
Los guacamayos son una especie fascinante en su forma de vivir en pareja. En la naturaleza estos animales viven en grandes bandadas, son sumamente fieles y una vez que han escogido a su compañero permanecen con él toda la vida. Josito y Tarde no son diferentes, y Emy y Paquirrín… dejarán el nido algún día para buscar su propia pareja. ¡Eva se encargará de que encuentren a la mejor!