¡No te pierdas las noches mágicas! Descubre Brilla Faunia aquí
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Érase un vez un patito feo, un gato con botas y un ratoncito Pérez. Estos personajes y muchos más protagonizan algunos de los cuentos de animales más famosos del mundo. Clásicos que han inspirado la imaginación de los más pequeños desde hace generaciones. A continuación, te recordamos algunos de esos cuentos para que los puedas leer a tus hijos y te animamos a que los traigas a Faunia para que conozcan sus protagonistas en vivo.
El patito feo. Había una vez una granja de patitos en la que nació un polluelo muy diferente a todos. Los patitos se burlaban de él por ser diferente, le rechazaban y le decían que era feo. Incluso su mamá le repudiaba. Un día, llorando en el estanque, una mamá cisne escuchó al patito feo. Se acercó a consolarlo junto a sus crías y le acogió en su familia. El patito feo, al ver a sus nuevos hermanos, se dio cuenta de que no era un pato como él creía; sino un ave que se convertirá algún día en un hermoso cisne.
El lobo y los tres cerditos. En el corazón del bosque vivían tres hermanos cerditos. El lobo siempre andaba tras ellos para comérselos. Para escapar de él, los cerditos se fabricaron una casa cada uno. El pequeño la hizo de paja, el mediano de madera y el mayor de ladrillo. El lobo salió detrás del cerdito pequeño que corrió para refugiarse en su casita de paja. El lobo sopló y sopló y la casita de paja se derrumbó. Lo mismo ocurrió con la casita de madera. Los dos cerditos se fueron con el hermano mayor para refugiarse en la casa de ladrillo. Como no podía derribarla con sus soplidos, el lobo decidió colarse por la chimenea. El cerdito mayor puso al fuego una olla con agua y, cuando el lobo comilón descendió, cayó sobre el agua hirviendo. ¡Salió corriendo y no volvió nunca más!
El gato con botas. Benjamín, el hijo del molinero, recibió como herencia de su padre el gato del granero. Decepcionado, Benjamín consideró comerse al animal para no morir de hambre, pero el gato resultó estar lleno de recursos, y con una bolsa y un par de botas, el felino comenzó su plan para crear fortuna. El ingenio de este divertido gato llevó a su dueño a convertirse en un marqués y a casarse con la hija del rey.
El ratoncito Pérez. Érase una vez un príncipe llamado Buby al que se le cayó un diente. Su madre le dijo que si lo colocaba bajo la almohada, el ratón de los dientes se lo cambiara por un regalo. Durante la noche, el niño se despertó y descubrió a un ratón pequeño, con lentes de oro y sombrero de paja. El príncipe quiso acompañar al roedor en sus aventuras, así que se convirtió también en ratoncito y salieron de palacio. Su primera visita fue a casa de Gilito, un niño pobre que esperaba la visita del ratón de los dientes. Al conversar con el pequeño niño pobre, el príncipe Buby conoció la miseria y la forma en que vivían sus súbditos. Cuando Buby creció y se convirtió en rey, gobernó con bondad y fue muy amigo de los niños y un protector de los ratones. Desde entonces, es costumbre que cuando a un niño se le cae un diente, lo deje bajo la almohada para que el Ratón Pérez se lo cambie por un regalo.
¡Y colorín colorado, estos cuentos se han acabado!