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El pez elefante es un pez carnívoro al que no deberíamos juzgar a primera vista: en ocasiones tímido, solitario y pacífico, en otras se convierte en un animal agresivo y de carácter territorial. Otras de sus peculiaridades es la semejanza física con los mamíferos terrestres más grandes de nuestro planeta. ¿Adivinas a cuáles nos referimos? Te damos algunas claves acerca de la naturaleza de esta curiosa especie antes de vuestro próximo encuentro en Faunia.
A pesar de su aspecto y de sus colores generalmente discretos, cercanos a un marrón parduzco muy oscuro, el pez elefante no pasará desapercibido en el mundo acuático, y mucho menos ante nuestros ojos. Este animal de origen africano y natural de ríos, marismas, pantanos y lagos era bautizado científicamente como Gnathomenus petersii, de complicada pronunciación, y popularmente con el nombre de “pez nariz elefante” o “pez elefante” dada su inconfundible nariz en forma de trompa, que es en realidad un apéndice alargado que nace en su mandíbula inferior. Una curiosa disposición la de la cabeza de este pez, con la boca situada a la altura de los ojos, y cuya longitud es aproximadamente una cuarta parte que la de su cuerpo.
Pero hay más, y es que uno de los secretos escondidos del pez elefante es su gran potencial eléctrico, con múltiples funciones. En la cola posee un órgano eléctrico de descarga de baja intensidad que puede usar para comunicarse, identificar objetos y otros peces y seres que se encuentren en el agua, otorgándole una ventaja que se antoja clave a la hora de identificar posibles presas en aguas fangosas de poca visibilidad y dando en consecuencia una importancia menor al sentido de la vista. Se trata de una electricidad bipolar, con el segundo de los polos instalado en su cabeza, desde donde recibe los impulsos y señales de otros peces o los suyos rebotados.