Falsa coral de Honduras

Los colores vivos de la Falsa coral de Honduras la convierten en una de las serpientes más bellas de Faunia. Pásate por el pabellón Veneno para conocerla.

Considerada la más grande de las falsas corales, la hondureña sobrepasa fácilmente los 150 centímetros de longitud. De cuerpo alargado y cabeza cónica, va alternando anillos rojos ribeteados de negro con franjas blancas. No obstante, existen numerosas fases o variaciones de color en la propia subespecie (entre ellas la variedad albina, que no sintetiza la melanina, de ahí que los anillos negros sean blancos). Entre las características de la Falsa coral de Honduras está el hecho de ser un animal nocturno que mata a sus presas por constricción.

Habita las zonas tropicales de Honduras, Nicaragua y noreste de Costa Rica, y suele moverse en los estratos inferior y medio de los bosques (si bien es fácil encontrarla en el suelo, entre los troncos muertos de los árboles). Existen muchas subespecies de falsas corales, entre ellas la de Honduras. A base de cruzarlas en cautiverio, se han producido mutaciones, tanto de patrón como de color.

Se trata de un animal oportunista. Su alimentación abarca otras serpientes, así como lagartos, roedores, pájaros y huevos.

La madurez de la Falsa coral de Honduras se produce a los 18 meses de nacer. Su reproducción es de carácter ovíparo. A primeros de junio es cuando la hembra pone los huevos (entre tres y 18), que incuba por espacio de dos meses. Posteriormente viene la eclosión y el nacimiento de las crías, de color más oscuro que las serpientes adultas. Los bebés de esta especie tienen a mostrarse agresivos cuando son amenazados (reaccionan con mordiscos), cosa que no ocurre con los adultos. Se trata de un animal pelín nervioso, pero de comportamiento afable.